Las amígdalas son
masas de tejido linfático situadas en la parte posterior de la garganta. Su
función es proteger al organismo de bacterias y virus que ingresan por la boca.
Cuando estas se infectan o inflaman en forma crónica y recurrente, sin responder
a los medicamentos, se realiza la amigdalectomía.
La Asociación de
Otorrinolaringología de Estados Unidos aconseja extraer las amígdalas si se
infectan 5 veces al año durante dos años consecutivos o si se producen 7
episodios de infección por año. Por lo general, los niños y adolescentes son
los que más sufren estas complicaciones con su salud.
La doctora Andrea
Calvo, otorrinolaringóloga de la Clínica Ricardo Palma, explica que esta cirugía,
denominada amigdalectomía, consiste en la extracción completa de las amígdalas.
Se efectúa cuando hay episodios frecuentes de amigdalitis o hipertrofia de amígdalas
con dolores intensos de garganta, mal aliento, dificultad y dolor al pasar los
alimentos, fiebre, entre otras molestias.
El procedimiento es rápido
y seguro. Para la intervención, el paciente está en ayunas, sin haber ingerido
alimentos 8 horas antes de la cirugía, luego se le administra anestesia general
y se extirpa las amígdalas por la boca sin hacer cortes externos. La
intervención dura entre hora y hora y media.
Con el paso de los
días, los puntos se caen solos, sin generar incomodidades. El tiempo de
recuperación varía. Lo usual es que en tres semanas la persona se encuentre
totalmente restablecida.
Entre los principales
beneficios de la amigdalectomía podemos señalar que el paciente ya no sufre
infecciones continuas, respira mejor, no ronca y tiene mejor calidad de vida.