LA CRÓNICA FRANCESA de Searchlight Pictures e Indian Paintbrush, la décima película del aclamado director estadounidense Wes Anderson, llega a salas de cine disponibles del país el próximo 18 de noviembre. El productor, guionista y director es conocido por la repetida colaboración con los actores y actrices que integran los repartos estelares de sus películas. LA CRÓNICA FRANCESA no es la excepción.
La forma en que Wes Anderson aborda la creación de sus películas es única. Busca una ciudad o pueblo que sirva como base de operaciones donde todo y todos estén a poca distancia –ya sea a pie, en bicicleta o carritos de golf– y donde el elenco y el equipo de producción puedan vivir y trabajar en comunidad. “Trabajar con Wes es embarcarte en una aventura que te cambiará la vida”, señala el veterano director de fotografía Robert Yeoman, ocho veces director de fotografía de largometrajes de Wes Anderson. “Ya sea navegando en barco por las costas de Italia, viajando en un viejo tren a través de la India, o recorriendo una callecita de Angoulême, es una experiencia cabal en tu vida que no se limita a tu tiempo en el set. Tu atención es completamente absorbida por la película”. El colaborador de larga data Jason Schwartzman, quien coescribió la historia con Anderson y Roman Coppola e interpreta al historietista de la revista resalta: “Trabajar en estas cosas es una verdadera aventura”
“A partir de Viaje a Darjeeling”, cuenta Jeremy Dawson seis veces productor de Wes, “comenzamos a trabajar sin tráilers para los actores, tratando de tener la menor cantidad de remolques posible, intentando hallar un lugar que de alguna manera funcione simultáneamente como estudio y locación. Creo que eso tiene muchos beneficios psicológicos, porque todos realmente sentimos que estamos viviendo en la película. Así que, para LA CRÓNICA FRANCESA, encontramos a Angoulême”.
“Estar en una película de Wes es una experiencia muy familiar”, declara Bob Balaban, cuya participación en LA CRÓNICA FRANCESA es la cuarta colaboración del actor con el director. “Comemos todos juntos. No hay como una línea allá a lo lejos donde te sientas y debes esperar y hace frío y la comida es mala. Es amigable, y Wes es como un padre fuerte, un padre muy amable, comprensivo y muy paciente. Nunca quieres regresar a casa y estás contento rodando a las cuatro de la mañana, sencillamente nada importa”.
“La primera noche que llegué a Angoulême –recuerda Liev Schreiber– Wes me invitó a lo que creo que se llamaba la ‘cena de la compañía’. Primero me dijeron que fuera a mi habitación en este pintoresco diminuto ‘bed and breakfast’ francés. Y, al entrar, me encontré con estas hermosas pantuflas de felpa escocesas. Me las puse… y eran maravillosas, pero no estaba muy seguro de si todos los demás las irían a usar. Sin embargo, al bajar, efectivamente, allí estaban todos con sus pantuflas escocesas tomando un cóctel y esperando nuestra gran cena”.
“Casi todos nos alojamos en el mismo hotel” describe Benicio del Toro, un debutante en el mundo de Wes Anderson, “y cuando iba a cenar, estaban todas estas celebridades y actores que yo admiro. Así que fue genial, como estar en los Globo de Oro sin la presión, los discursos o las cámaras”. Stephen Park, otro debutante del elenco agrega, “Me encantaban nuestras