La piel de los niños es muy sensible. Por lo que en verano hay que extremar medidas preventivas, a fin de evitar quemaduras solares, escaldaduras, alergias e irritaciones. Estudios indican que entre el 50 y 80% del daño solar que una persona recibe durante toda la vida se produce durante la infancia y adolescencia. Aquí radica la importancia de que los padres cuiden la piel de sus hijos desde pequeños. La dermatóloga pediatra Luciana Ganoza de la Clínica Ricardo Palma, brinda recomendaciones al respecto.
- A partir de los 6 meses de edad, un bebé puede utilizar bloqueador para
niños con factor de protección solar (SPF) entre 30 y 50 de amplio espectro (contra
radiación UVB y UVA) resistente al agua. De preferencia, use un protector en
crema ya que por su consistencia tiene mejor cobertura y repele el agua.
Aplique generosamente el producto cada 2 o 3 horas.
- Cuando lleve a su niño a la playa o piscina, póngale ropa ligera de
mangas largas y pantalón. Tome en cuenta que mientras más oscura es la prenda,
brinda mayor protección. En cuanto al traje de baño, opte por aquellos con
mangas largas y factor de protección ultravioleta (UPF).
- El uso de sombreros de ala ancha para proteger la cabeza, la parte
posterior del cuello y las orejas de los niños del sol es fundamental durante
el verano. Los gorros tipo legionario, safari o chavito también son una buena
opción al tener una tela que recubre el cuello y orejas.
- Use repelente cada vez que lleve a su
pequeño a zonas con vegetación, donde es posible encontrar mosquitos, o a
lugares en que las enfermedades trasmitidas por insectos (dengue o malaria) son
frecuentes. Se recomienda aquellos que contienen dietil toluamida (DEET) en concentraciones
inferiores al 30%, los cuales pueden usarse a partir de los 2 meses de edad. El
producto siempre se aplica después del protector solar y se reaplica solo en
casos necesarios cada 4 u 8 horas, dependiendo de la concentración de DEET del
repelente.
- Durante el verano, el baño de los niños debe
ser diario, en caso de actividades físicas que generen sudoración excesiva,
suciedad o temperaturas muy elevadas puede aumentarse la frecuencia a 2 veces
al día.
- Para evitar escaldaduras, asegúrese de
mantener una adecuada limpieza de la zona del pañal empleando algodón con agua,
haga cambios frecuentes. Asimismo,
intente dejar el pañal abierto para ventilar el área por unos minutos varias
veces al día. Emplee cremas de barrera como pomadas o pastas con óxido de zinc
o vaselina en cada cambio de pañal y evite usar chuño, talcos u otras
sustancias no indicadas por el médico
- En caso de dudas, consulte con el pediatra o dermatólogo pediatra para recibir asesoría sobre el cuidado de la piel y evitar automedicar a su hijo.