En ocasiones, los bebés nacen con un testículo no descendido. A esta condición se le denomina criptorquidia. Esta patología congénita puede presentarse en uno o en ambos testículos y no tiene causa definida, según explica el cirujano pediátrico Waldo Berrocal, de la Clínica Ricardo Palma.
Suele presentarse con más frecuencia en niños prematuros, donde aún no se ha completado el descenso testicular. También puede producirse después de una cirugía de hernia inguinal, asociado al proceso de cicatrización y el testículo se queda en el canal inguinal.
La criptorquidia no tiene síntomas; por lo que la evaluación del paciente en los controles pediátricos es clave para detectar esta alteración. Los niños con esta patología deben ser referidos al cirujano pediátrico para el manejo y tratamiento respectivo.
Rápido y seguro
Una vez hecho el diagnóstico definitivo, el tratamiento es quirúrgico. El objetivo es descender el testículo a su bolsa escrotal a través de una incisión o corte en la zona inguinal. El procedimiento es ambulatorio. Después de la intervención, el paciente pasa a una sala de recuperación y al despertar es dado de alta. La edad adecuada para esta cirugía es entre los 12 y 18 meses de edad, a fin de evitar complicaciones futuras como: infertilidad o cáncer de testículos.
Cabe indicar que, las complicaciones no son muy frecuentes luego de la cirugía. Sin embargo, en casos aislados el testículo puede situarse nuevamente por encima de la bolsa escrotal o infectarse la herida operatoria.
