GELATO, VESPAS Y MÁS ALLÁ


 UN VIAJE CON LOS CINCO SENTIDOS AL CORAZÓN DE PORTOROSSO
 


LUCA, la nueva película de Disney y Pixar, se encuentra disponible exclusivamente en Disney+

La audiencia de Disney+ tiene una cita imperdible en el corazón de la paradisíaca Riviera italiana. Allí transcurre la historia de LUCA, la película más reciente de Disney y Pixar que estrenó en la plataforma y gira en torno a las andanzas de un niño que vive un verano inolvidable en el pequeño pueblo costero de Portorosso. Allí, Luca se embarca en aventuras increíbles llenas de gelato, pasta y motonetas, acompañado de su nuevo mejor amigo, Alberto.

La nueva película no sólo promete diversión e intriga -Luca y Alberto esconden un secreto: son monstruos provenientes de un mundo que se encuentra debajo de la superficie del agua- sino que además invita a la audiencia a disfrutar con los cinco sentidos de las maravillas que ofrece el Mediterráneo italiano, desde sus exquisitos platos e imponentes paisajes hasta el encanto de los habitantes de la zona.

Aquí, un juego de “realidad vs. ficción” para conocer los pueblos, los paisajes, la comida y la gente que inspiraron la historia y el aspecto visual de LUCA.

 

EXCURSIÓN A CINQUE TERRE

Para crear el mundo de LUCA, el equipo de producción hizo un viaje de investigación por la costa italiana, donde se empaparon de las características que el director Enrico Casarosa -oriundo de Génova, Italia- quería que estuvieran presentes en la película. Divididos en dos equipos, los realizadores pasearon por diferentes pueblos antiguos de zona la para experimentar sus texturas y sabores, interactuar con su gente, y llevar un poco de ese espíritu a la mesa de trabajo de LUCA.



Según la diseñadora de producción Daniela Strijleva, los viajes de investigación fueron valiosísimos. “Una cosa es ver fotos de Cinque Terre y otra muy distinta es estar allí. No solo ves la paleta de colores, sino la manera en la que el sol ilumina los edificios y el agua. El color del Mediterráneo, ese azul, es tan increíblemente profundo y maravilloso que es difícil describirlo. Cuando uno se sumerge, tiene esos tonos aguamarina que teníamos que poder reflejar. Y luego vas al pueblo con esos tonos cálidos... Realmente queríamos poder reflejar esa diferencia. Los edificios están en varias gamas de terracota, durazno y amarillo. Hasta estudiamos los rojos de tonalidades cálidas exactos de las Vespa de los años cincuenta y sesenta”, explica.

A partir de ese recorrido, el equipo dio vida a Portorosso, el pequeño pueblo ficticio de la costa italiana donde transcurre la historia. Inspirados en localidades antiguas como Vernazza, Riomaggiore y Corniglia -pueblos que integran la franja de Italia conocida como Cinque Terre- los realizadores replicaron en Portorosso la geografía, los paisajes y la arquitectura de las locaciones reales. Así, entre otros rasgos característicos, la audiencia reconocerá en la película los colores típicos de las paredes, las peculiares construcciones en la falda de las colinas que penden sobre el mar, las plazas centrales con sus fuentes y comercios circundantes, y las callecitas tan estrechas y rocosas que solo permiten el tránsito peatonal. Sin duda, hay mucho de Cinque Terre en Portorosso… y hay mucho de Portorosso en Cinque Terre.

 

 

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